Lucía de Juan García nº de colegiada: M-23642 - C/ Olímpico Francisco Fernández Ochoa, 7 Alcorcón (Madrid)

Responsabilidad afectiva

RESPONSABILIDAD AFECTIVA

 

¿Habéis oído hablar de la responsabilidad afectiva?

El concepto surge en las reflexiones que se establecen en torno al amor y a la ética en las comunidades donde se practica poliamor en la década de los 80 en contra de la idea de que en  las relaciones no monógamas no se prestaba atención a los afectos que se establecían.  Desde el feminismo se comienza a plantear la responsabilidad y el cuidado que tenemos hacia las personas con las que relacionamos. A día de hoy se habla de responsabilidad afectiva ya sea una relación abierta, monógama o casual. También con nuestro círculo social.

Se trata de generar vínculos más sanos y simétricos, siendo responsables de lo que sentimos y de lo que nuestros actos hacen sentir a l@s demás, siendo conscientes de que todo vínculo tiene implicaciones para ambas partes. Vivir el amor de una manera libre pero no individualista.

No se trata de pretender “salvar” al otr@, de tratar de evitar su dolor a toda costa, ni de sentirnos culpables por cómo se siente, pero sí de practicar la empatía y el cuidado y preguntarnos: ¿ESTO QUE HAGO, CÓMO PUEDE HACER SENTIR AL OTR@? Se trata de querernos y querer mejor.

Para ello, hay algunas implicaciones:

1.       Hacernos cargo de nuestras emociones, de lo que pensamos y hacemos.

No culpar ni proyectar nuestras emociones en l@s demás. Lo que sentimos y hacemos es responsabilidad nuestra. Ser conscientes de cómo nos hacen sentir y cómo nos relacionamos con cada persona.

2.       Practicar la empatía

Tomara conciencia de lo que mis actos pueden generar a l@s demás. Como decía más arriba, preguntarnos siempre “esto que hago, ¿cómo puede hacer sentir al otr@?.

3.       Establecer acuerdos previos

Comunicación y diálogo desde el principio de la relación, ya sea casual o estable. Es importante establecer acuerdos previos sobre lo que se busca y se puede dar y, por supuesto, cumplir estos acuerdos. Si yo no estoy preparada o dispuesta para amar, ser responsable afectivamente es no dar una idea equivocada o “no enamorar” a la otra persona, por ejemplo.

 

¿Qué más añadirías para establecer relaciones responsables afectivamente?

Te leo

Lucía